12.11.13

La Máquina del Tiempo: Las Medias



Todo tiene su historia...incluso las prendas de ropa.
En esta sección viajaremos en el tiempo para hacer un repaso a la evolución de algunas de ellas. 
¿Y qué mejor que empezar con las medias?

Seguro que todas tenéis en el cajón de distintos tipos y colores, pero… 
¿Cómo eran antes? ¿Había tanta variedad? ¿Era algo exclusivo del género femenino?

Se sabe que hasta cierto momento, las medias eran usadas tanto por hombres como por mujeres. La multitud de retratos de reyes y nobles así nos lo atestiguan; sin embargo, en el caso de la mujer es algo más complicado de demostrar visualmente, ya que siempre se las representa con metros de tela cubriendo sus piernas, pero existir, existían.


  
Carlos V con un perro, Tiziano, 1533

Cuenta la leyenda que a Isabel la Católica le llegaron unas calzas de seda bordadas, como regalo del embajador de Francia. Habría que imaginarse el escándalo que eso podía suponer en aquella época y la cara que pondría Su Católica Majestad.
Siglos más tarde, a Isabel II se le ofrecieron unas calzas, a lo que el jefe de la Casa Real respondió: “¡Las reinas no tienen piernas!”.

Demostrado queda que sí que las tenían y que a algunas les gustaba mucho adornarlas, así pues Isabel I de Inglaterra agradeció a Lady Montagu el regalo del primer par de medias fabricadas en un telar, diciendo que le hubiera gustado usar siempre ese tipo de medias: tubulares, muy adherentes y que tan bien moldeaban la pantorrilla.


Lady Montagu, Charles Jervas. Después de 1716

Fue pasando el tiempo, mientras medias y piernas seguían a cubierto de miradas indiscretas. ¡Hasta que llegó el turbulento siglo XX!
La mujer empieza a dar sus primeros pasos hacia nuevas metas y, con ella, su vestuario. Comienza a acortarse la falda del vestido, dejando ver primero los tobillos, seguidos por las pantorrillas, siendo visibles ya las medias. ¡Las mujeres quieren bañarse en el mar! Pero eso sí, con medias.

Sello postal de principios del s. XX

Tras la I Guerra Mundial, la falda sigue acortándose, llegando casi a la rodilla y empieza a extenderse la moda de las mujeres delgadas. A pesar de ello, la media sigue su desarrollo, buscando cualidades como la comodidad y el abrigo.
Con el crack del 29, todo se vino abajo. Se dijo adiós a los felices años 20 y al comienzo de la transgresión en la moda. Las piernas volvían a quedar cubiertas por las faldas, acorde con los tiempos de crisis.
Con la II Guerra Mundial se corta el suministro de seda japonesa, que hasta entonces se había utilizado para su elaboración. En Europa, las piernas femeninas empiezan a destaparse hasta la rodilla, algo que suscitó críticas como las del Papa hacia los “vestidos exiguos que están hechos de tal modo que ponen de relieve lo que deberían ocultar”.
Y como el hambre agudiza el ingenio, había quien se pintaba las piernas de un tono ocre, imitando a la media.

   
 
Taller donde pintarse las piernas (1940)


Pronto apareció el sustituto perfecto de la seda, el hilo de nylon (1935). Invento del químico estadounidense Wallace Carothers, al que definió como “una nueva seda hecha con fibra sintética”. ¿Quién le iba a decir que revolucionaría la moda femenina años después? Cuando en mayo de 1940 se pusieron a la venta las nuevas medias de nylon en EE.UU, más de 4 millones de pares volaron en tan sólo 4 días. Eran más resistentes y suaves que las anteriores.





La moda atravesó el charco con los soldados estadounidenses, que impresionaban a las chicas europeas con medias de nylon. Las nuevas medias se rompían menos, y si lo hacían, eran más barato comprarse unas nuevas que dejarse la vista arreglándolas.




En 1950 aparecen las llamadas “medias de cristal”, por su transparencia, que traen de nuevo a los púlpitos poniendo el grito en el cielo. Seis años más tarde, nace la media sin costura con buena acogida, son más prácticas, cómodas y, si se retuercen, al menos no se nota tanto. A finales de la década llegan los leotardos, por el momento para niño, pero que no tardarán en pasar al vestuario femenino.



  
Entrados en los 60, aparece la minifalda con un éxito increíble. Las piernas y los muslos quedan al descubierto. Se sustituye durante un tiempo por las bermudas y los hot pants que requieren el uso, igual que aquellas, de medias hasta la cintura. ¡Llegó el momento del panty elástico! A veces de color y con motivos.




A partir de los 70, empieza a triunfar una prenda que había sido terreno masculino, casi en exclusividad, los pantalones. Son tan cómodos y prácticos, no hay que preocuparse por carreras ni por nada. ¡Todos beneficios!  La venta de medias cae, ante lo que los fabricantes se preocupan. Incluso los hombres muestran su disconformidad. ¡Hay que volver a la falda!
En una encuesta realizada por la revista Donna, ya en 1983, los hombres declaran que odian el panty: “Armadura medieval, coraza antiestética, incomodísimo para cualquier incursión un poco audaz”.

Es en los 80, cuando la media se oscurece, tornándose negra, alcanzando un éxito sin parangón y que ha llegado hasta nuestros días. ¿Y por qué el éxito del negro? Hay quien cree que es un color que adelgaza, mientras otros piensan que ofrece seguridad a la mujer porque se olvida de que sus piernas están descubiertas.

Personalmente, las medias me parecen muy incómodas y ninguna de las mías se han librado del típico tirón hacia arriba. Las que he tenido de cristal, no han llegado a sobrevivir ni tres veces. Por otro lado, estéticamente, me parecen que estilizan la pierna y la hacen muy bonita. ¿Qué opináis vosotras?


Fuentes: Wikipedia, Albaiges, Historia de la Moda y los Tejidos, Vestuario Escénico
Publicado por Miriam


No hay comentarios:

Publicar un comentario